miércoles, 13 de mayo de 2015

1907 Llegan los loco-móviles, La Tertulia del Cerrillo y el "síseñor" en la Junta de Construcción del templo

El año se inicia con una buena noticia relacionada con el ingeniero naval Manuel Hernández Pérez, Vicepresidente de la Junta de Construcción de la nueva iglesia, quien había obtenido autorización para «que circulen en la isla de Gran Canaria, coches automóviles de doble velocidad, con motor de vapor, sistema Avebury», iniciativa que despertaba las máximas expectativas pues iba a suponer un acontecimiento histórico que dejaba en el pasado la tracción animal con charabanes y carros, aprovechando los avances de las locomotoras a vapor para los vehículos ligeros permitiendo que estos alcanzaran velocidades superiores, y lo que era más importante aún su fuerza para superar las importantes cuestas de la isla. En este año ya se habían hecho famosos los automóviles Serpollet de 12 y 15 caballos de vapor que habían alcanzado el record de velocidad de 121 kilómetros hora.
El "loco móvil" Serpollet

El 23 de febrero, en la calle de san Juan número 32, nacía el tercer cronista de la Ciudad Juan Zamora Sánchez, fuente bibliográfica también utilizada por el autor de estos Anales

Los adelantos llegaban cuando Arucas crecía hacia el poniente por la compra-venta de solares en la finca de El Mirón que iban definiendo la alineación sur de la entonces calle Real, que tuvo su impulso definitivo cuando el 24 de febrero la Heredad de Aguas acordó comprar un solar para la construcción de su sede junto al inicio del Camino de El Cerrillo.

La ralentización de las obras del Nuevo Teatro debido al accidente ocurrido en las obras, no supuso quebranto cultural para una parte de la sociedad aruquense que compartía las veladas con la fuerte afición a las riñas de gallos,  donde se organizaban grandes apuestas, y así el domingo 3 de marzo se inauguraba la temporada en el Teatro Circo «Ayer se inauguró en Arúcas el Circo de gallos verificandose las peleas entre los partidos de dicha ciudad y el de Galdar-Guia. La victoria fué de Galdar por tres de ventaja. Hubo mucha animación y se casaron muchas apuestas». Al domingo siguiente el interés despertado rompió todas las previsiones «En Arúcas se celebró la segunda pelea de la temporada entre el partido de esta ciudad y el de Gáldar. Fué tanta la concurrencia que tuvo que suspenderse la venta de entradas. Como en las peleas del domingo anterior quedó vencedor el partido de Gáldar».

Donde aparentemente no trascendían las “riñas” era en el ayuntamiento presidido por el alcalde Domingo Barbosa Quesada, donde se seguía sin cambios con los mismos concejales: Antonio Castellano Pérez, Sinforoso Ferrera Batista, Vicente González Suarez, Demetrio Granado Marrero, Norberto Henríquez Hernández, Cipriano Hernández Armas, Juan Marrero Marrero, Juan M. Martin Rodríguez, Carlos Medina Batista, Gumersindo Quevedo Martin, Antonio Quintana Medina, José Suarez Suarez y Rafael Mª Suarez Suarez.

Entre los mayores contribuyentes, los primeros puestos por mayor base impositiva experimentaban cambios importantes con la pujanza de la gran familia de Cruz de Pineda que copaba tres de los cinco primeros lugares: Ramón Mádan Uriondo, Ricardo Suarez Guerra, Manuel del Toro González, Domingo Suárez Guerra y Juan Andrés Suarez Guerra, además de la integración de sus negocios de exportación en la Frutera Hespérides que dirigía el cuñado del primero José Suárez Suárez.

Francisco Ponce Martínez
En este mes de marzo en que fallecía el antiguo alcalde y presidente de la Heredad Francisco Ponce Martínez, y, socio de Francisco Gourié Marrero en la venta de piedra y cal, es conocido que habían comenzado las expropiaciones de tierras para la construcción de la carretera hasta Firgas desde la carretera de Arucas a Moya, que iba a permitir superar las difíciles cuestas del antiguo camino real por el lomo de san Pedro.

Las dificultades económicas para su sostenimiento obligaron al cierre en abril del Círculo Republicano, hecho que fue celebrado por los leoninos, si bien los jóvenes republicanos seguían activos y reuniéndose donde podían de forma ocasional.

El 17 de mayo iba a tener lugar un interesante acontecimiento en Arucas cuando el gobernador civil había autorizado la realización de pruebas oficiales de esos revolucionarios “loco móviles” de vapor destinados al transporte de carga entre la costa norte y el puerto de La Luz. A las ocho de la mañana salían «del puerto con dirección á Arúcas, dichas máquinas por la Carretera que del puerto conduce á Tamaraceite y llegarán á la expresada ciudad entre doce y doce y media. Durante el trayecto se irán haciendo pruebas. El Gobernador civil ha designado al ingeniero de Obras Públicas D. Orencio Hernández como perito para que presencie las pruebas y levante el acta correspondiente. La empresa obsequiará con un almuerzo en Arúcas á las personas que han sido invitadas para dichas pruebas. Los loco-móviles, de resultar satisfactorias las pruebas, comenzarán á prestar servicios inmediatamente».

Nada más y nada menos que algo más de cuatro horas separaban Arucas del puerto de la Luz, si los llamados popularmente “loco móviles” superaban las difíciles cuestas que se iniciaban en el puente de Tenoya y fueran capaces de circular sobre una polvorienta carretera de tosca blanca machacada. Una auténtica proeza que superaban los carros tirados por bestias y que en la práctica tuvo muchos problemas entonces para los vehículos de vapor.

En el mes de junio poco antes de las fiestas patronales de san Juan, los vecinos del barrio del Cerrillo quisieron ser culturalmente singulares e independientes de El Liceo de los leoninos, puesto que ya había desaparecido El Casino de los históricos disidentes,  y pedían autorización al gobernador civil para la aprobación  de un reglamento para constituir una sociedad de instrucción y recreo bajo la denominación de “La Tertulia”.

Venía a suponer un acontecimiento novedoso en Arucas, y más concretamente al tratarse de un barrio que por extensión acogía también a los vecinos de la Goleta, y lo hacían «por los beneficios que reporta á sus numerosos vecinos, se deben al entusiasta propietario del mismo D. Pedro Castellano Lorenzo, al que ha guiado el mejor propósito en bien de la cultura, proporcionándoles los necesarios elementos para su progreso y expansión».

La junta directiva de La Tertulia estaba formada por los siguientes elegidos: presidente Pedro Castellano Lorenzo, vicepresidente Luis Pérez Marrero, tesorero, Silverio Lázaro Pérez, secretarios Manuel Cabrera Blanco y Juan Matos Ramos, bibliotecario Gregorio Guerra Díaz y vocales Juan Morales González, Bruno Lorenzo Lorenzo, Sebastián Amador y Valentín Lorenzo Lorenzo.

El 28 de junio, dos días antes de expirar el plazo final del concurso para el nuevo templo parroquial, se celebraba la quinta reunión de la Junta de Construcción. En la misma no estaba presente el Vicepresidente Manuel Hernández Pérez, y ya resulta sorprendente pues el objeto de la sesión «es el tratar de los requisitos y formalidades que han de llevarse con motivo de estar próximo a expirar el plazo concedido para la presentación de planos que deban entrar en el concurso convocado», más aún cuando Manuel Hernández Pérez presidía la Comisión del Concurso de Proyectos. En el acta de dicha reunión no se excusa su inasistencia y tampoco se dice nada sobre el particular. Como se pretendía que la Junta se reuniera en la siguiente sesión en Las Palmas, cuestión a la que los vocales dieron su parecer contrario por «diferentes razonamientos expuestos” pero no incluidos en el acta, se acordó comisionar al presidente Francisco Gourié Marrero para que requiriera a un notario en su casa para dar fe de los planos presentados.

Francisco Gourié Marrero al tener noticias de que Manuel Hernández Pérez había manifestado a algún tercero su deseo de presentar la dimisión, pidió al Tesorero de la Junta de Construcción y amigo del ingeniero naval Blas Rosales Batista que intentara convencerle para que no dimitiera.
El ingeniero Manuel Hernández dirigió la reforma de los torpederos Rayo, Ariete y Azor, así como la cañonera Nueva España.

El 7 de julio Blas Rosales remitió a Manuel Hernández Pérez una carta intentando convencerle, de la que destacamos aquellos párrafos que nos permiten aproximarnos a los posibles motivos que podía tener el ingeniero naval para dimitir.

Dice en primer lugar y en relación con el día que expiró el plazo del Concurso, que «Gourié me dijo que tu no habías estado por la casa para haber cambiado impresiones sobre el particular», de donde nos descubre que el problema es entre ambos. A continuación dice a través de quien le llega la noticia de su decisión de dimitir «… el amigo Norberto Henríquez hablando la semana pasada (…) de una conversación que habías tenido con él, entre otras cosas que ibas a presentar la renuncia del cargo de la Junta …».

Más adelante vierte algunos pensamientos propios que infieren las causas que ha podido apuntarle Norberto Henríquez, cuando escribe «Yo soy franco en el asunto del proyecto del nuevo templo no obro por insinuación de nadie», pensamiento que confirma después de decir «Por si acaso cualquiera se llegue a creer que el empeño que demuestro en las nueva iglesia es por secundar los deseos de cualquier individuo (…) el móvil que me guía es el deber que como hijo agradecido tengo  para con Dios y la Santísima Virgen del Rosario …». Todo parece indicarnos que Manuel Hernández Pérez hizo una velada acusación para el común de los miembros de la Junta de Construcción de actuar por servilismo hacia el presidente Francisco Gourié Marrero, que él no quiere secundar.

Por último en su carta Blas Rosales llega al extremo de ofrecerse al ingeniero naval  para trasladar sus consejos técnicos, apuntando que «… puedes hacerlo sin tener rozamientos con nadie, pues con manifestar particularmente a un amigo de confianza tu opinión cuando se necesite, para que este lo haga presente cuando llegue el caso, creo que esto no le traerá disgusto con nadie…».

Cinco días después se reunió de nuevo la Junta de Construcción a la que asistió Manuel Hernández Pérez, en la que se comisionó al mismo y a Francisco Gourié Marrero para que designaran el jurado que dictaminara sobre los proyectos, acuerdo que habría de entenderse como paritario entre las partes en conflicto.

Había comenzado a nacer la necesidad del asociacionismo para la cultura y también para la agricultura. La deslumbrante oferta de los “yanquis” para la compra del plátano canario, de alguna manera dejó al descubierto que era un intento de “dumping” que los mismos intentaban para acaparar el mercado europeo. Tuvo el efecto contrario dado que de alguna forma despertaba en los cosecheros de Arucas la necesidad de sindicar la exportación para establecer precios de referencia y negociar con consignatarias y distribuidores en destino. El 25 de agosto se celebró en Arucas una reunión que pudiera ser considerada el embrión de donde luego surgiría el llamado “Sindicato del Norte”.

«En el día da ayer hubo en el pueblo de Arúcas una importante reunión de agricultores y exportadores de frutos con objeto de nombrar una comisión que gestionase cerca de las casas consignatarias, la rebaja de los fletes, sobre los frutos que se envían á las plazas de Inglaterra. Después de hablar varias personas sobre el asunto, se nombró a una comisión para recabar de las casas lo que se proponen. Dicha comisión la componen los Sres. siguientes: D. Juan Ferrera, D. Rafael María Suárez, D. Sixto Henríquez y don Sixto Hernández».

Esta necesidad de aunar voluntades y sindicarse por parte de los cosecheros no lo era en exclusivo para la incipiente exportación del plátano, pues también se dio en este año con los pocos que todavía seguían recolectando la cochinilla.

«En Junio del año último casi formaron un trust gran parte de los cosecheros de Arúcas, para la exportación de cochinilla al extranjero, por su cuenta, con el fin de evitar la adulteración de la cochinilla con arena, principal causa de alguna disminución en el consumo lo cual mata al comercio honrado que trafica en cochinilla. Desgraciadamente la desunión é indiferencia de nuestros cosecheros, permitió que los exportadores, elevando los precios á los convenidos por el trust, y éste quedó disuelto.

La adulteración puede decirse ha aumentado notablemente con la última competencia en la venta. Basta decir que hemos visto embarcar con destino á Marsella lotes de medios sacos conteniendo cada uno hasta 380 libras de peso, y ¿cual es su explicación? De cochinilla limpia apenas se podrá poner á cada saco completamente lleno, de 180 á 200 libras».
Manteando cochinilla (Fedac)
No eran los mejores tiempos para la agricultura aruquense, por el acoso de los “yanquis” que alardeaban de la calidad de su banana antillana, y así se hablaba «de la crisis porque atraviesa nuestra agricultura debido á la depreciación de nuestros frutas en Inglaterra, creemos que los propietarios de esta isla estén en el caso de seguir igual conducta que los de Arucas; y para ello nos dirigimos á los presidentes de las Cámaras Agrícolas y de Comercio y á los de las Sociedades Económicas con el fin de que de ellos parta tan interesante y necesaria iniciativa», cuestión a la que unían las grandes dificultades y costes del transporte de los huacales por una carretera de muy mala calidad, que producía mermas en la fruta.

Estaba naciendo la necesidad de la asociación entre los distintos pequeños exportadores para sindicar sus envíos al extranjero, consecuencia del propio pequeño tamaño de muchos cultivadores de una parte y por la propia dependencia de las fuertes consignatarias marítimas que establecían unilateralmente los precios a los fletes de otra.

También los recolectores de cochinilla que todavía se mantenían a pesar del bajo precio que se pagaba tras la aparición de las anilinas, sufrían por los fletes y por la progresiva presencia de la intermediación, que en el caso de la cochinilla aparecieron las casas de los Estrines y la Compañía de Marsella, nuevos en el negocio, quienes obtuvieron consignaciones con la antigua casa Fils de Girand Freres, destinatarios finales del producto.

Aunque la recolección de la cochinilla en estos tiempos se mantenía de forma residual en Arucas y Guía, ya no era lo que fue en los años ochenta del pasado siglo, la pasividad de la Cámara Agraria de Gran Canaria ante la conocida adulteración añadiendo arena les obligaba a pedir de forma asociada el amparo de las autoridades pues podría determinar su remate final después de estar soportando la dura competencia de las anilinas.

En el año anterior las exportaciones de cochinilla de las islas habían sido de un total de 4.857 sacos: 2.130 a Marsella, 1.092 a Liverpool,  1.035 a Londres y 600 a Hamburgo, con un precio de referencia de 4’25 francos/kilo en Marsella, concentrando Arucas la mayor cantidad exportada, por lo que adoptó la iniciativa de hacerlo directamente por el trust formado en Arucas para garantizar que no estaba adulterada y evitar a los intermediarios.

Ambos sectores venían demandando la ayuda de los políticos locales y, más importante aún, una solución al transporte de la fruta o de los productos hasta el puerto de la Luz, con la esperanza puesta en el proyectado tranvía del norte, y si no se lograba, en el arreglo de la carretera que en el estado que entonces se encontraba hacía incluso difícil que los “loco móviles” resistieran.

Era tanto el clamor por la carretera que al mes siguiente se comentaba en la prensa de la capital insular que «tres capitalistas de esta ciudad intentan crear una sociedad mercantil para explotar la circulación de ómnibus automóviles, primero entre esta ciudad y el puerto de la Luz, como ensayo, que si da buen resultado extenderían luego con igual servicio, hasta el Monte y hasta la ciudad de Arúcas, conforme se proponía en uno de los varios artículos que venimos publicando sobre el tourismo. Celebramos que se decidan y prospere la empresa, dando muestras de la actividad ó inteligencia de los capitales españoles, en asunto que hasta ahora viene explotando únicamente por el extranjero».

Se trataba de algo así como los viejos charabanes tirados por caballo, de diez pasajeros, después llamados omnibuses en este caso movidos por caldera de vapor. Desde que seis años atrás los vecinos de Arucas habían visto pasar con sorpresa aquel extraño vehículo francés de tres ruedas que circulaba con una caldera que elevaba la presión con leña, que había traído José Clarís, ingeniero de la fábrica azucarera de san Pedro, no terminaban de creerse que algo del tamaño de un charabán fuera capaz de llegar a Arucas por las cuestas de san Francisco Javier.

En el mes de octubre, cuando se inicia el curso escolar, en Arucas se abrió «una suscripción pública que alcanza ya á 7.250 pesetas para establecer un colegio de primera enseñanza á cargo de los Hermanos Maristas de la doctrina cristiana» gestándose así la primera iniciativa para la creación de un colegio para niños que completara la iniciativa de Sor Cándida Suárez Suárez, quien en su colegio además de cultura general para las niñas, incluía la enseñanza de “sus Labores” para aprender a bordar y coser.
Hermanos de La Salle en Arucas (Fedac)
En este mismo mes se produce un hecho importante cuando quedó constituida la Junta Electoral Local, por primera vez conforme a la Real Orden del Ministerio de la Gobernación, cuya composición es la siguiente:

La presidía Constanso Fuentes González, vocal designado por la Junta Local de Reformas de la ciudad; vicepresidente primero,  Carlos Medina Batista que obtuvo el mayor número de votos en la corporación municipal; y de vocales Rafael Ponce Armas, en su condición de Oficial del ejército retirado, siendo su suplente Miguel Pérez Pérez, ex Juez municipal por rigurosa antigüedad; Miguel Grau Bassas Mas y Fermín Castellano Ramos, mayores contribuyentes por contribución industrial con voto para compromisarios en elección de Senadores, y suplentes de éstos José Mejías Fernández y Francisco Blanco Falcón; Manuel del Toro González y Domingo Ortiz Marrero, mayores contribuyentes por territorial con voto para compromisarios en elección de Senadores, y suplentes de éstos Miguel Castellano Lorenzo y Salvador Hernández González. Entre los vocales propietarios se eligió por votación como vicepresidente segundo a Manuel del Toro González. Las funciones de Secretario correspondían al Secretario del Juzgado Municipal Domingo Martín Rodríguez. Los leoninos comenzaban la nueva norma electoral controlando totalmente la Junta Local.

El ayuntamiento ya había sustituido la jubilación de su secretario con el  nombramiento de Pedro González Suárez, Licenciado en Derecho civil y canónico.

El 18 de noviembre se celebró la séptima reunión de la Junta de Construcción a la que asistió el ingeniero naval dado que se informaba del fallo del Tribunal que había estudiado los proyectos, formado en Santa Cruz de Tenerife, que desestimó los dos presentados, recogiendo el acta cierto aparente espíritu conciliador cuando se dice «… el señor Presidente manifestó de acuerdo con don Manuel Hernández y cumpliendo lo que se les encargó como comisionados por esta Junta …», que iba a ser una premonición de la despedida del ingeniero naval después de haber opinado técnicamente, dado que en la siguiente reunión celebrada en el siguiente año dejaba de asistir y enviaba distintas cartas como más adelante veremos.

El año terminaba con la noticia que el 22 de diciembre Francisco Santomé Andrade había presentado ante el ministerio de Fomento la solicitud de la concesión del “Ferrocarril de Gran Canaria”, para las líneas que partiendo del Puerto de La Luz, llegara a Tamaraceite con ramales a Arúcas, Bañaderos, Puerto de Sardina y Telde, y paralelamente el mismo día una proposición de ley ante las Cortes.


Francisco Santomé Andrade  era muy respetado en Las Cortes, pues cinco años atrás gestionó la liberación de Sabino Arana y un año después (1903) había fundado el diario "El Pueblo Vasco", en colaboración con Ramiro de Maeztu, Azorín, Pío Baroja y Engracio Aranzadi, escritores todos muy influyentes. Esta doble condición de político y editor periodístico, potenciaba sustancialmente su estrategia empresarial para obtener una ventaja posicional al poner de su parte a los medios de comunicación de entonces. 

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