lunes, 13 de abril de 2015

1887 Elecciones municipales que no cambian nada

Los "leoninos" que alcanzaron un posición política muy privilegiada por el éxito de su líder en la promoción del Puerto de la Luz y el Lazareto de Gando, con satisfacción habían recibido el 10 de octubre de 1886 el nombramiento de Fernando León y Castillo para el Ministerio de Gobernación, si bien iba a ser su último cargo relevante en Madrid, pues en noviembre de 1887 es nombrado embajador en París, lo que supuso un alejamiento tanto de la metrópolis política del Estado como de su partido en la isla, donde la posición de liderazgo insular de su hermano el ingeniero Juan León y Castillo, más expuesto por la distancia física y jerárquica del gran líder.

Esta debilidad del "leonismo" que se alineaba con los "constitucionales" del Estado, fue aprovechada por los "conservadores" que se organizaron en la isla claramente enfrentados a los de  León y Castillo, coincidiendo en su estrategia política con los "republicanos",  que se hizo más visible con la beligerancia oligárquica de los Manrique de Lara y Ponte, y de aquellos viejos "universitarios" ya profesionales independientes que manifestaban en sus ardientes y mordaces discursos el monopolio "leonino" que concentraba el poder en unos pocos. El nombrado senador Pedro Bravo de Laguna Joven, aun habiendo sido tutelado por León y Castillo para su elección, se debatía en la constitución de un partido conservador. Y entre los profesionales nadaban a sus anchas los llamados "progresistas" dirigidos por el abogado aruquense Tomás García Guerra bajo la bandera del "Partido Patriótico".

Tomás García Guerra (Fedac)
Conforme con el acuerdo de 12 de diciembre del año anterior, en enero se firma ante notario el contrato por el que se proveen las plazas de facultativos de Medicina y Cirugía de la villa a Joaquín Blanco Sapena y José de la Peña Rivero, con lo que se pone fin a las distintas provisionalidades que se habían dado.

En las elecciones celebradas en mayo por esas particulares reglas de entonces donde los salientes prácticamente colocaban a los entrantes, conserva el cargo Manuel del Toro Sánchez y nombra nuevamente Teniente de alcalde a Antonio Guerra Rodríguez, hermano de Gregoria y Manuel Guerra Rodríguez. Gregoria casada con el varias veces regidor Francisco Rodríguez Cabrera en tiempos de la alcaldía de Luis Ponce Ponce; y Manuel que fue concejal con el alcalde Pedro Castellano Ponce (1872), como ya se ha dicho sobrino del repetido Luis Ponce Ponce, todos ellos antes conocidos correligionarios del Partido Viejo, y ahora donde su jefe de filas se encuadrara en los duros "conservadores", ideas compartidas por la gran mayoría de los políticos locales que asistían a las sesiones municipales, aunque aparentaron otras posturas "liberales".

También tenemos de concejal a Carlos Medina Batista, dueño del trapiche de caña de El Puente. Todos ellos con buenas economías domésticas, muchos colonos y medianeros trabajando sus tierras, habiendo heredado para su provecho el viejo sistema del Antiguo Régimen de la Propiedad que se había desamortizado, donde lo único que había cambiado era su condición de mayores contribuyentes incluidos en años por tal condición o como cabezas de familia en el censo de electores.

Era el típico comportamiento de los pragmáticos "leoninos", por su necesidad de subsistir políticamente, de donde recibieron a principios de los ochenta la peyorativa denominación de "partido calamar" que ya hemos comentado en otra ocasión, dado que utilizaron artimañas políticas de confusión, como el calamar usa su tinta para desorientar y escapar de sus enemigos. No resultaba extraña la salida temporal de algún alcalde, permitiendo que su segundo accediera a la alcaldía, aprovechando las ventajas de las normas para la renovación de la Junta Municipal, permitiéndose algún descanso político para dar cierta credibilidad al sistema.

En la sesión inaugural celebrada el 1º de julio se recogió que el alcalde saliente Manuel del Toro Sánchez recibió e "instaló" en sus cargos a los electos los días 2, 3 y 4 de mayo: José Guerra González, Antonio Guerra Rodríguez, Salvador Hernández González, Valentín Lorenzo Matos, Pedro Marichal Álvarez, Isidro Pérez Hernández, Francisco Pérez Marrero, y Juan Andrés Suárez Guerra. Continúan formando parte de la Corporación procedentes de la elección anterior Martin Afonso González, Manuel Cabrera Marrero, José González Martín, Carlos Medina Batista, y Antonio Quintana Medina.

No se concreta si Manuel del Toro Sánchez fue elegido nuevamente o accedió dentro de los procedentes de la elección anterior. Lo cierto es que resultó elegido nuevamente alcalde por 13 votos y una papeleta en blanco que es de suponer correspondiera al entrante Juan Andrés Suárez Guerra, hermano de los díscolos Domingo y Ricardo  todos ellos dueños de la Fábrica  Azucarera Nª Sra. del Rosario de los que se había librado el alcalde. Esa mayoría aplastante manifiesta el grado de sumisión alcanzado por el alcalde, con concejales totalmente fieles pertenecientes a jóvenes de familias poco reconocibles en la política local, sin aparente apetencia por el poder. Son el perfecto equipo para alguien que pretenda crear una dinastía con derecho a sucederle cuando ya se está en edad avanzada.

En la sesión del día 17, presidida por el Teniente Alcalde, se concede al alcalde Manuel del Toro Sánchez licencia de cuatro meses por motivos de salud que es comunicada al Gobernador Civil.

Curiosidades nos deja la prensa de esta época, periódicos convertidos en órganos de difusión de los partidos, al poco de asumir el cargo de alcalde accidental y no sabemos si lo fue por alguna promesa no cumplida, cuando se da cuenta «Por cuestiones de familia, que aún no hemos podido penetrar, parece que un sobrino de D. Antonio Guerra, Alcalde de Arúcas, infirió á este varias puñaladas que han puesto en peligro su vida».

En agosto se recompone también la asamblea municipal de los 13 Contribuyentes Asociados, que quedó más compactada a los intereses de la corporación, integrada por los siguientes: Casco del pueblo y sus afueras, Francisco Ponce Martínez, Manuel Aguiar Henríquez, Rafael Ponce Armas, Adrián Martin Suárez y Manuel Recco Bello; barrios de Cerrillo y Goleta, Juan Medina Marrero y Juan Henríquez Guerra; barrios de Trapiche y Cruz de Pineda, Juan Hernández Arencibia y Agustín Henríquez Guerra; barrios de la Costa del Bañadero y San Andrés, Manuel Rosales Marrero y Francisco León Rodríguez; barrios de Cardonal, Puerto, LLano Blanco, Trasmontaña y Hoya de San Juan, Cristóbal García y Domingo Suárez Rodríguez; y barrios de Montaña Cardones, Santidad, San Francisco Javier y Tenoya, Manuel Fernando Marrero Ponce y José Pérez González. Son renovados como tales los que merecen la confianza del alcalde convaleciente Manuel del Toro Sánchez, y se incorpora algún que otro ex-regidor municipal del Partido Viejo y muchas caras nuevas.
Estanque (Fedac)
En la Heredad de Aguas que seguía presidida por Rafael Ponce Armas, en su junta de 12 de Noviembre se vuelve a tratar el asunto de la construcción de la presa, pero ya se ha olvidado el barranquillo de El Pinto y se plantea construirla en la Caldera, estimándose que su presupuesto sería inferior, designándose a Rafael Henríquez Marrero para el estudio de esta propuesta. La Junta Directiva la seguían componiendo los mismos elegidos en 1878 cuando se adaptaron sus estatutos a la nueva Ley de Aguas.


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