viernes, 10 de abril de 2015

1884 La inauguración de la fábrica azucarera y el cartucho de dinamita en la Casa Parroquial

Con las perspectivas más favorables inicialmente abiertas a la producción azucarera hacen que el rico propietario de la burguesía capitalina  Alfonso Gourié Álvarez-Conde, instale en la Fábrica Azucarera de San Pedro un molino movido a vapor comprado en Londres y cuyo arribo a la isla significó un verdadero acontecimiento. La instalación de este primer "ingenio" de la "revolución industrial", que seis años después aumentó su potencia con la adquisición de una caldera de mayor capacidad, no fue un ejemplo imitado por los restantes molineros con producciones más reducidas de sus propios cultivos de caña o compradas en las proximidades.

Llegaban noticias del desabastecimiento de azúcar en Europa, producido por la reducción de aranceles aprobado en el año anterior y la apertura del mercado norteamericano para el azúcar antillano que se desviaba hacia dicho destino, mucho más próximo y con inferiores costes en fletes, generando situaciones muy complicadas en el mercado de Londres donde las islas tenían buenas relaciones desde la exportación de cochinilla. Aunque el mercado peninsular siguiera sujeto a los aranceles sobre el azúcar de las islas para impedir el contrabando que pudiera producirse por introducir azúcar cubana, la expectativa de Europa ya no tendría la fuerte competencia del azúcar antillana, caña en grandes extensiones de cultivo intensivo que era molida y refinada por empresas allí asentadas propiedad de norteamericanos.

La relativa paz entre vecinos y pequeños cultivadores de la caña se vio también favorecida por la necesidad de nuevas plantaciones que abastecieran de materia prima las siete fábricas azucareras del municipio de aquellos que se desmarcaron de la Azucarera de San Pedro, con la que no podían competir por el tamaño y sus procesos artesanales.
 
Transporte de caldera para la Azucarera de san Pedro (Fedac)
Pero el cambio de ciclo agrícola, desde un cultivo como los nopales que no demandaba agua pues prácticamente se bastaba con la llovida, y si lo era en exceso perjudicaba a la cochinilla, se debía pasar a otro tipo de cultivo como el de la caña “dulce” o de azúcar, que demandaba más agua, en mayor medida en verano, y adecuar un sistema de riegos algo más complejo para distribuirla por toda la plantación.

Este pensamiento debió pesar sobre aquellos herederos que apostaron por la construcción de la Presa de Pinto por la Heredad de Aguas. En la junta del 14 de abril donde la comisión creada en el año anterior presenta su informe, en él se apuesta decididamente por la construcción de la presa, pero señala que su dimensión económica requiere que se venda una parte del Cortijo de Valsendero, y además, dos azadas de aguas de Sobras y el Secuestro de una nueva azada de agua.

La mayoría de los herederos aceptaron el informe de la comisión, pero algunos rechazaban el Secuestro de la azada de agua, proponiendo que en su lugar se realizara un dividendo pasivo proporcional a la participación de cada heredero, lo que suponía el desembolso económico para cada heredero en la situación nada fácil que en aquella época se vivía. El informe fue aceptado en su totalidad por la mayoría que estaba a favor, rechazándolo la minoría y añadiendo que la aprobación del Secuestro necesitaba de unanimidad haciéndolo constar en acta. La junta de abril decide vender parte del Cortijo de Valsendero, nombrando una comisión formada por Ricardo Suárez Guerra, Pedro Quevedo Espino y Jerónimo Navarro y sacar a remate las dos azadas de obras. Vendida la parte del cortijo, las azadas no tuvieron rematadores al hilo establecido, y como quiera que tampoco se realizó el Secuestro por las dudas legales que entrañaba el acuerdo, el proyecto de la presa de El Pinto quedó suspendido. Los intereses particulares se impusieron al interés común.
Arco instalado para el día de la inauguración de la Azucarera (Fedac)
El revolucionario industrial "ingenio" de la Fábrica de san Pedro fue ensayado 9 de junio e inaugurado el 4 de agosto, acto al que se dio la máxima celebridad y concurrencia, bendiciendo la maquinaria y todo el edificio el cura párroco ejerciente Teótimo Darias Padilla. Se pronunciaron "patrióticos" discursos, entre otros por el alcalde Manuel del Toro Sánchez, que aún siendo uno de los cosecheros a los que se hizo la "curiosa" oferta de asociación con la fábrica, en su papel político elogió la figura del intrépido industrial e inversor Alfonso Gourié Álvarez-Conde. Dicen las crónicas que al final del acto se dio "un suntuoso refresco".

Pero un mes después el cura párroco accidental se llevó serios disgustos cuando primero en la noche del 7 de septiembre le apedrearon su casa. Pero el disgusto no quedó ahí, dado que en la noche del 10 de octubre se llevó un  susto de muerte cuando alguien tiró un cartucho de dinamita en el techo de la casa parroquial, en el lugar bajo el cual tenía el escritorio el cura coadjutor Teótimo Darias Padilla, cuya detonación abrió un enorme agujero en el tejado y se escuchó en todo el pueblo. Según las crónicas Teótimo Darias, natural de La Gomera y "familiar que había sido del Sr. Obispo Urquinaona", que había sido nombrado seis años atrás coadjutor, cuando aconteció la muerte del párroco José Antonio Rivero Mireles en 1880, a los tres días ya ejerció de cura ecónomo sin que se le hubiera nombrado por el obispado que siempre se tomaba su largo tiempo.

Dicen las crónicas que estuvo "enemistado en Arucas con algunas personas á causa de un disgusto que tuvo con Francisco Esteban Santana, sochantre de esta Parroquia, en que se atentó contra su vida llegando el encono de los malvados hasta agujerearle la casa, se vió precisado á hacer su renuncia". El 26 de octubre leyó en el púlpito una enérgica protesta del Sr. Obispo por lo de la dinamita, para a continuación solicitar, primero traslado urgente a su tierra en la Diócesis de Tenerife, para luego seguir hacia Cuba donde murió.
 
Detalle de fotografía (Fedac)
Sorprenden las distintas informaciones del primer cronista de la villa, cuando en su crónica histórica que Teótimo Darias Padilla «no tuvo evidencia de quienes fueron los criminales» que tiraron el cartucho de dinamita, y el mismo cronista en su cuaderno dice textualmente «enemistado en Arucas con algunas personas á causa de un disgusto que tuvo con Francisco Esteban Santana, sochantre de esta Parroquia, en que se atentó contra su vida llegando el encono de los malvados hasta agujerearle la casa», de donde se infiere que conocía de los verdaderos autores, pero deliberadamente lo ocultó en crónica.

Igualmente nuestro primer cronista se equivoca en la fecha del incidente, pues no fue en la noche del día 10, sino en la noche del martes 21, margen de diferencia de días que parece inducir a distanciarse de la fecha de algunas decisiones tomadas por no Teótimo Darias Padilla en esos días.

¿Qué pudo influir en el ánimo del primer cronista para silenciar la información, cuando constan en los archivos parroquiales indicios circunstanciales de las causas y motivos? Sencillamente el acontecimiento inmediato recogido en los libros de la parroquia: «En 1884 quedó vacante el cargo de sochantre de la iglesia parroquial de Arucas, por cese de don Francisco Esteban Santana». La plaza de sochantre fue obtenida por Sebastián Quintana Domínguez, curiosamente padre de nuestro primer cronista, quien se trasladó a vivir de Teror a Arucas con su familia, quien en «el primer año cobró el nuevo sochantre 187 pesetas anuales, más algunas retribuciones».  Queda claro que el incidente del cartucho de dinamita vino motivado por el cese del anterior sochantre, que debió ser un auténtico disgusto para el mismo.

Por lo que aconteció con el párroco José Antonio Rivero Mireles y después con quien ocupó accidentalmente su cargo Teótimo Darias Padilla, parece que ambos desafinaban con la música, y así tuvieron problemas con las bandas y con los directores del coro, salvo que fueran secuelas de las difíciles relaciones que el primero mantuvo con algunos influyentes políticos locales, en gran parte debidas a su fuerte carácter y a la pérdida del "estamento" o posición social de privilegio, los diezmos y las propiedades parroquiales por la desamortización del Antiguo Régimen de la Propiedad. Aun así, después el Estado asumió su sostenimiento conforme con el Concordato firmado con la Santa Sede y se le reconocieron sus "beneficios", pero ya no eran los grandes recursos económicos de entonces.

Estos distintos ambientes, de una parte por la buena expectativa que se generó a partir del inicio de la actividad productiva de la Fábrica Azucarera y los sorprendentes acontecimientos vividos por el párroco en ejercicio, distraen de alguna manera al vecindario olvidándose de alguna forma del ayuntamiento donde renovó en su cargo de alcalde Manuel del Toro Sánchez durante tres años consecutivos, que dará motivos para denuncias sobre "pucherazos" electorales y comportamientos caciquiles.

A finales de año la familia Suárez Guerra adquiría la máquina de su Fábrica Azucarera del Rosario con el propósito de recibirlas en tres meses. No era del tamaño de la de San Pedro, pero sí lo suficiente para la caña por ellos cultivada. Tampoco pudo hacer más Ricardo Suárez Guerra apoyando la construcción de la Presa de Pinto de la Heredad de Aguas, frente a los ocultos intereses de aquellos que se opusieron de forma frontal para continuar con el negocio de la venta del agua acumulada en sus estanques.

Apostaron fuerte por el dividendo pasivo, aunque a ellos les suponía en cantidades un mayor desembolso económico, pero sabían anticipadamente que aquellos beneficios de la cochinilla invertidos en doblones de oro, ya se habían gastado para sostenerse ante la fuerte caída del precio de la cochinilla. Su pensamiento cuando se opusieron en la junta estaba en  bloquear la construcción de la presa, pues así los únicos que tendrían agua en verano eran los que tenían estanques propios, y si alguien la quería tendría que pagarla al mejor precio.

1 comentario:

  1. Textos actualizados por nueva bibliografía (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1818-2015, Las Palmas de GC, 2015).

    ResponderEliminar