domingo, 15 de marzo de 2015

1858 La fuerte corriente migratoria y el gran crecimiento poblacional de la villa

A partir de este año se confirma según los estudios demográficos de la bibliografía consultada un crecimiento cuantitativo de la población durante cuatro quinquenios, que arrojan un crecimiento medio del 3,76% «muy superior al regional y al conjunto del país, revolucionario en un régimen de demografía antigua y en una sociedad básicamente agraria. Este crecimiento real de la población es más sorprendente si lo comparamos con los municipios vecinos de Las Palmas y Teror, que en ese mismo período experimentaron un ritmo de crecimiento anual de 1,09 y 1,07 por 100, respectivamente; sólo Firgas, término vecino de Arucas por el lado oeste, se aproxima al crecimiento de la localidad con 3,07 por 100 de ritmo medio anual».

Tal como sostiene la tesis, tiene su origen en la puesta en explotación de las buenas tierras adquiridas en Arucas a partir de la desamortización de las mismas, en poder de “manos muertas” que acaparaban grandes extensiones con bajo rendimiento. Pero el cambio de la propiedad no lo era todo, pues tiene que pasar algún tiempo para consolidar su transferencia en un proceso de remates y para la puesta en producción de las tierras, cuestión que solo resultó agilizada por la pronta plantación de nopales para la recolección de la cochinilla  dada la crisis de los viñedos.

Es así como coincide con el fuerte crecimiento de las exportaciones desde las islas de la grana cochinilla con destino a los puertos de Londres y Marsella en gran medida, desplazando a Oaxaca (México), entonces único proveedor como ya hemos dicho.

Libras
Incremento
1840/44
491.140
241,7%
1845/49
1.506.086
206,7%
1850/54
3.816.751
153,4%
1855/59
5.977.922
56,6%
1860/64
8.712.196
45,7%
1865/69
18.878.963
116,7%
1870/74
24.648.137
30,6%


Arucas fue un territorio importante en la aportación de volúmenes de exportación muy significativo al total de las islas, y de los arriba recogidos, debió aportar una cuota porcentual al menos igual para todos los quinquenios, de donde puede concluirse su gran poder de atracción migratoria dado el volumen de mano de obra que tal actividad demandaba. El fracaso de su recolección sólo podía venir afectado por un exceso de lluvias como sucedió en uno de estos años.

Este fuerte incremento de población motivó para que la Sociedad de Instrucción y Recreo estableciera un sistema alternativo para las primeras letras que demandaban los nuevos vecinos, de forma alternativa a la lentitud de la Instrucción Pública para realizar su dotación, y así era elogiada por el periódico El Ómnibus.

«La Sociedad de recreo é instrucción de la Villa de Arucas acaba de abrir sus salones á varias clases de enseñanza, de las cuales aquel pueblo reportará indudablemente notorias ventajas. Según nuestras noticias, hay clases de lectura, escritura, aritmética, dibujo, música y principios de agrimensura, asistiendo á ellas mas de 40 alumnos. Elogiamos como se merece esta mejora adoptada por aquella Sociedad en conformidad con sus estatutos, y nos prometemos, que siendo la enseñanza el principio motor de los verdaderos progresos del pueblo, el de Arucas llegará á ponerse algún día á la altura que le corresponde, por su riqueza, vecindario y ventajosa situación».
Detalle de fotografía (Fedac)
Es recurrente que desde los sectores eclesiásticos y las personas próximas a los mismos, a los historiadores o “historiofilos”, como es el caso del autor de estos Anales, se les atribuya posiciones anticlericales, e inclusive atribuírseles posicionamientos de izquierda o derecha en función de la suya como “conservadores” o “progresistas, cuando al reinterpretar la micro-historia de los pueblos se emiten valoraciones sobre los atributos y comportamientos de curas y párrocos, como puede suceder con los aquí vertidos con el pb. José Antonio Rivero Mirelles.

Cuando con el tiempo pasado se abandonan las pasiones ultradefensivas y nuevos autores, incluso del entorno eclesiástico, generan nueva información bibliográfica fundamentada en documentos hasta ahora reservados, que son clarificadores de tales atributos y comportamientos, que vienen a corroborar nuestras interpretaciones, que contrasta con la sentencia del primer cronista que dijo del mismo «uno de los párrocos más sobresalientes que ha tenido esta jurisdicción».

En la celebración de las fiestas de la Santa Cruz del 3 de mayo, tradicionales en los barrios del Cerrillo y La Goleta, aconteció un nuevo incidente provocado por el párroco José Antonio Rivero Mireles, y el tan recurrido asunto de las dos bandas de música, que motivó que un grupo de 18 vecinos remitieran un escrito al gobernador eclesiástico dando información de lo sucedido y que resumimos.

«…que siendo una costumbre y devoción inmemorial celebrar la Invención de la Santísima Cruz, o bien el mismo día 3 de Mayo o el domingo inmediato, a que se ha solido transferir la función en la ermita del Calvario que está en el Cerrillo, y cuya festividad han costeado todos los vecinos, que siempre han querido mezclarla con regocijos público, en el año presente no escondiéndose a estos mismos las diferencias entre l Venerable Párroco y la Municipalidad y la cuestión de la música, por haber manifestado dicho Beneficiado que si se hacías la función iba su música, y el que está al frente de ella don Jerónimo López le ha dicho a uno de los encargados de la fiesta religiosa que a todo trance iba con sus músicos a tocar a la plaza, cuando tienen los encargados la de la Municipalidad, entre cuyos individuos hay personas de sus familias respectivas, habían resuelto para evitar diferencias que el dicho Venerable Párroco no mostrase su actitud en un día de religioso regocijo, que enturbiara más la piedad y el fervor de estos feligreses, como bastante se ha notado por las reducidas limosnas que para dicha función se han reunido, se avocaron a que dicho Beneficiado y se le expuso que por falta de limosnas no se hallaban dispuestos a hacer en el día más función que una Misa rezada, y aunque esta se había ofrecido decirla de gratis el presbítero don Policarpo Alemán desde luego si el señor Beneficiado gustaba decirla se le satisfarían sus derechos o limosna.

(…) el Venerable Cura queriendo llevar su animosidad hasta el extremo, ha dado orden al mayordomo de la ermita del Calvario que le lleve la llave de ella a fin de que no se le dé culto a esta enseña del cristiano, ni se celebre misa el día de su función el Domingo próximo, burlándose así del vecindario, y dejando a los encargados de la fiesta con sus fuegos comprados y todos los preparativos hechos».

Las respuestas a este conflicto por parte del Obispado, son muy convincentes de la opinión que se tenía del cura párroco José Antonio Rivero Mireles, conservadas en sus archivos y en los de la propia parroquia de Arucas.

Primero tenemos la nota marginal añadida por el secretario de cámara Salvador Codina, hermano del fallecido obispo Buenaventura Codina en el año anterior, en el oficio que el 8 de mayo dirige el gobernador eclesiástico al párroco. Dice así:

«Ofíciese al Cura Párroco de Arucas, recomendándole que adopte las medidas convenientes para que por su parte no se altere la tranquilidad y armonía que debe mediar entre él y todos los feligreses, obrando en todo con la mayor prudencia y tino».

El oficio del gobernador eclesiástico al párroco es todavía más incisivo en su agrio carácter.

«Por la centésima vez ruego a usted por todo lo que debe serle más respetable, tanto en este mundo como en el otro, que será tan conciliador como es preciso, ya atendido su carácter, ya también en vista del estado en que se encuentran los ánimos de esa población.

Pudiéndose promoverse un conflicto con motivo del asunto de que habla el adjunto oficio, y no pudiendo yo formar una idea completa de lo que haya ocurrido y pueda ocurrir, reitero que obre con la más exquisita prudencia, procurando evitar todo motivo de disgusto. En la próxima semana escribiré a usted lo que hayamos decidido  el señor Subgobernador civil y yo acerca del asunto que tratamos en la entrevista que usted y el Alcalde asistieron. Yo espero adoptando de buena fe todos los interesados el arreglo que tenemos proyectado, se concluirá de una vez las rencillas y cuestiones que se agitan en esa, y que aseguro a usted que son uno de los mayores disgustos que hasta ahora me ha dado y me da el gobierno de la diócesis».

El párroco que el día 15 de abril ya empezó a utilizar un confesionario nuevo, no dudó en autorizar a La Heredad para que celebrara su junta del 23 de mayo en la ermita de san Sebastián, de forma extraordinaria por la importancia del asunto a tratarse que establecía un nuevo sistema de votos para los herederos, cuestionado por el “mínimo” exigido por los grandes poseedores de azadas.

«… se celebra la sesión de 23 de Mayo de 1858, en la Ermita de S. Sebastián de Arucas, presidiéndola el Sub-Gobernador del Distrito de Las Palmas D. Francisco García de Arboleya. Tal importancia tomaba la cuestión que venía en persona a dilucidarla la primera Autoridad Civil, a quien los cambios ocurridos en la legislación, le habían hecho llegar el asunto. En esta Junta se acuerda, definitivamente, que solo tengan voto los poseedores de una cuarta o más de azada de agua, pudiéndose agrupar los tenedores de menores porciones hasta formarla, llevando entonces un voto el que nombrasen para representarlos. Es decir, se resolvió conforme al dictado de la Audiencia de 1835».

La resolución de la Audiencia de 1835, coincidente con el reconocimiento de los Ayuntamientos constitucionales y los derechos políticos, si bien amparó el mínimo de un cuarto de azada para la emisión de un voto en Junta, reconoció tal derecho para aquellos que no alcanzaran tal participación, pudiendo agruparse para alcanzar el mínimo exigido, con lo que todo heredero podía participar activamente en las decisiones. Se impedía así la exclusión de los más pequeños herederos pretendida por los grandes herederos. 

1 comentario:

  1. Textos actualizados por nueva bibliografía (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1818-2015, Las Palmas de GC, 2015).

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