domingo, 8 de marzo de 2015

1851 El cólera morbo

La fuerte caída del cultivo de la uva en Arucas y el aumento de la exportación de la cochinilla, introducidos en la villa por Domingo Déniz Grek sobrino del administrador del Mayorazgo de Cerón Pedro Alcántara Déniz y ser plantados en el año anterior en los tunerales de la Costa del Bañadero, pasan a un segundo plano cuando en el mes de mayo de este año se declara en la isla una epidemia de cólera-morbo tras la arribada del buque El Trueno procedente de Cuba. La isla se quedó aislada del resto del archipiélago al declararse como "patente sucia"  para la navegación marítima, y fueron inútiles las medidas sanitarias para que el contagio no pasara al interior de la isla. La epidemia duró alrededor de dos meses, dejó a Gran Canaria exhausta: seis mil fallecidos, la agricultura y el comercio arruinados, y una recuperación lenta y trabajosa.


Como ya se ha dicho, el 23 de mayo, a las 4 de la tarde, tomó posesión del Beneficio de la parroquia el ecónomo José Antonio Rivero Míreles, otorgamiento que se hacía en base al Concordato firmado en ese año por el Estado con la Santa Sede, a propuesta del nuevo Presidente del Gobierno Juan Bravo Murillo, cumpliendo así la promesa del Partido Moderado de restablecer las relaciones con la Iglesia.

Pocos días después, el 11 de junio, aconteció el primer fallecimiento en Arucas por el cólera-morbo, registrándose el último el 5 de agosto, con un nefasto resultado de 392 fallecidos, una cuarta parte niños. A su erradicación en Arucas contribuyeron de forma destacada los Doctores en Medicina Domingo Déniz Grek y Manuel González González, más conocido este último por el apodo de "El Médico del Carril", y que serían condecorados en 1856 con la Cruz de Epidemias por los servicios prestados en la Villa de Arucas.

La población de Arucas entonces era de 3.878 habitantes y los correspondientes a Bañaderos, incluidos Cruz de Pineda, Llano Blanco, Cardonal, Costa, Quintanilia y San Andrés eran 811, de donde 21 de cada cien lo eran del sector noroeste, a los que tendríamos que sumar los vecinos del Trapiche para determinar la importancia poblacional de dicha zona de poniente con respecto al casco urbano, proporción que aumentaría mucho más si descontáramos los numerosos vecinos de Cerrillo y Lomo de san Pedro. Este peso poblacional marcará en adelante las actuaciones y disidencias de los concejales de este lugar.

La celebración en la función religiosa de la fiestas patronales de san Juan no fueron del esplendor deseado, pues debido al miedo a los contagios por el cólera-morbo sólo acudieron cuatro o cinco ancianos según cuentan las crónicas, pues la epidemia tuvo su mayor incidencia en la villa los días 23, 24 y 25 de junio en que murieron de 50 a 60 personas cada veinticuatro horas. Días después la máxima dedicación del párroco y diácono era llevar el viático diariamente a la casa de los contagiados con la enfermedad para que murieran "en los brazos del Señor".

El presbítero Pedro Regalado Hernández Armas, fraile exclaustrado, que venía ejerciendo de maestro de primeras letras desde 1846 por la complacencia de los políticos locales, presentó su dimisión el 19 de octubre al haber sido denunciado por alternar su puesto de docente con el de Secretario del Obispado. Le suplía temporalmente el maestro Esteban de Santa Ana, contratado para sustituirlo, que siete años después fuera nombrado Secretario de La Heredad.

Las irregularidades en la instrucción pública de Arucas se daban a todos los niveles en este año, como lo fue cuando el ayuntamiento presidido por Luis Ponce Ponce, el repetido fraile exclaustrado, tiene que seleccionar a un candidato para formarse en La Laguna y llevar la Escuela de Segunda Enseñanza en Arucas. En la gran lógica de la época, elige a Ramón Ponce que “casualmente” es hijo del anterior alcalde y hermano del actual alcalde, Antonio José Ponce y Ponce, por tanto, sobrino suyo. Todo quedaba en casa. No llegó a ocupar su cargo por su repentino fallecimiento. 

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