viernes, 6 de marzo de 2015

1849 Llega la cochinilla, el reloj y el cemento

Al iniciarse este año, aun cuando continuaba al frente del ayuntamiento el alcalde Antonio José Ponce Ponce, el último año de la primera mitad del siglo XIX en Arucas no fue un año cualquiera por distintas noticias. La más importante es que en el quinquenio que cierra, las islas ya despuntaban en la exportación de la grana cochinilla, alcanzando 1.506.086 libras frente a los 3.376.000 de Oaxaca (México), el único  e histórico recolector y exportador desde un siglo atrás, y tan sólo a veinte años desde su introducción en las islas le había nacido un serio y fuerte competidor y más cercano a Europa.
Detalle de fotografía (Fedac)
La aclimatación de los nopales, aquí rebautizados como tuneras, fue fácil, con poca agua, calor abundante y terrenos fértiles sin ser profundos, pudiendo darse en cualquier arrifal donde sólo vivían tabaibales y lagartos, desde la costa hasta la cumbre. Se había encontrado un cultivo que sustituía al vino que había entrado en una profunda crisis motivando una fuerte emigración con destino a Cuba y otros soñados paraísos americanos de ultramar. En ocasiones familias enteras habían tenido que abandonar Arucas.

La producción que era exportada en su gran mayoría al puerto de Marsella, desbordaba todas las expectativas. Los sacos conteniendo las distintas modalidades de la grana, bien fueran negras, grises, plateadas y madres, salían de los distintos secaderos en carretas con destino al muelle de Las Palmas. La abolición de las leyes proteccionistas en Inglaterra, el libre-cambio inglés, vino a favorecer la exportación de la cochinilla canaria libre de gravámenes con destino a Londres e influiría para emular la norma en origen con la pronta implantación del Régimen de Puertos Francos o Franquicias canarias.
Detalle (Fedac)

También este año terminaba de fabricarse por  John Moore & Sons en Clerkenwell (Londres), el reloj que iba a colocarse en la torre que La Heredad había construido en el ángulo Sur de la fachada de Poniente de la iglesia parroquial y que desde su terminación el 8 de mayo de 1847 esperaba su llegada. Aunque no funcionó hasta el 2 de junio de 1850, la terminación del reloj consolidaba la esperanza de que por fin las horas de las azadas de aguas fueran equitativas y acabaran con los abusos de los aguatenientes que se opusieron a su construcción.

No hemos de despreciar la importancia que tuvo un nuevo material en la construcción de la red de acequias de La Heredad, que permitiría tanto su mayor impermeabilización y facilitaría la reducción de las mermas en tantas tornas, quebraderos y cantoneras donde las filtraciones alimentaban muchas pozas que cultivaban clandestinamente berros.

En todo caso la clandestinidad en los escapes y rebosos de las cantoneras y tornas era hasta este tiempo permitida como parte de la retribución de los profesionales nombrados por La Heredad según nos cuenta la crónica «Debe saberse que, hasta poco más o menos el año 1850, los sueldos de los acequieros se pagaban en especie, (¡el numerario, en tales tiempos en Arucas, debió de ser cosa rara!) y así, la Junta de 26 de Enero de 1834 determina como sueldo o haber de los acequieros i15 fanegas de millo al año! Pagadero por los herederos y dueños de predios, con relación a las aguas que cuidaban o hacían para tales predios. Por lo visto estos proletarios no tenían más necesidad que la del “gofito” (¿cómo se las arreglarían, por ejemplo, para comprarse las “naguetas”? Pues, no de otra manera que vendiendo para ello y demás necesidades, parte del millo)».

Cantonera (Eliú Pérez)
En este año La Heredad además de comprar un arca de hierro para custodiar sus dineros, adoptó el acuerdo de experimentar e innovar «Para otras obras, comprar al Conde de la Vega Grande ¡2 barriles de tierra de Francia! (cemento), primera noticia en la Heredad del empleo del por entonces novísimo material, que en adelante habría de consumir por miles de barriles y de sacos».

La denominación “Tierra de Francia” se debe a la nacionalidad de quien es considerado el padre del cemento con el sistema de fabricación que se sigue empleando en la actualidad, el investigador francés Louis Joseph Vicat. En sus publicaciones de 1818 (Recherches experimentales) y 1828 (Mortiers et ciments calcaires), proponía y refería su fabricación por medio de mezclas de calizas y arcillas en las proporciones convenientes y conjuntamente molidas. Fue conocido como el sistema de fabricación de vía húmeda, si bien el prototipo del cemento moderno fue producido a escala industrial por Isaac Johnson, cuando en 1845 logró conseguir temperaturas altas suficientes para clinkerizar la mezcla de arcilla y caliza empleadas como materia prima. Nueve años después Vicat estudió la acción destructiva del agua de mar sobre el mortero y el hormigón de especial interés para las islas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario