jueves, 5 de marzo de 2015

1848 De los caminos vecinales, de la nueva imagen de san Juan y de un santo caminante

La relativa pacificación política alcanzada por el gobierno del Estado en la segunda presidencia de Ramón María Narváez Campos, después de sucesivos cambios, que se reafirmaría con la neutralización de los movimientos revolucionarios de este año, permitió de alguna manera que la administración pública se ocupara de sus verdaderas competencias en materia de infraestructuras, y en particular en inventariar su situación. En este año el ayuntamiento de Las Palmas, del que dependía el ayuntamiento de Arucas en aquellas competencias que no eran propias en el estado centralizado de entonces, emitió instrucciones para que se confeccionara por todos los ayuntamientos de la isla un Estadillo del Itinerario General de los Caminos Vecinales de carácter público.

En este primer estadillo en el término de Arucas se recogen la mayoría de los antiguos caminos reales, unos como caminos carreteros para la circulación de carros o carretas, de una anchura mínima entre 3 y 5 metros para permitir el cruce de dos carretas, y salvo el caso del viejo camino de los ingenios que ascendía por el Lomo de san Pedro, con rampas que no superasen entre el 12 y 14%, para que las bestias pudieran superarlas. Otros eran caminos de herradura, para el paso de animales de carga, algunos con fuertes pendientes por lo agreste del terreno, y de un ancho entre 2 y 4 metros los mayores y 1 y 2 metros los secundarios.
Detalle del mapa de Von K v Fritsch de 1860 (J. Tous)
Los caminos carreteros se construían tras la explanación del terreno en su trazado, superponiendo después una capa de tosca machacada y compactada y sobre ella un especial empedrado continuo, con guía pétrea central y transversal espaciada, para permitir el paso de las pesadas carretas y minimizar la propia erosión por el efecto de las lluvias, para lo cual disponían de drenaje longitudinal como cunetas, y para el drenaje transversal, pontones, tajeas y alcantarillas. Muchos de ellos con el paso de los siglos, más intensamente en el final de la segunda mitad de este siglo, se convirtieron en algunas de las carreteras, nombre que procede etimológicamente del anterior.

Los caminos de herradura también solían estar empedrados en las pendientes y en el llano disponían también de cunetas más rudimentarias pero menos empedrado. En ambos tipos de caminos se encontraban lugares de descanso, cercanos a las fuentes naturales, y cuando se cruzaban dos o más siguiendo una antigua costumbre de los franciscanos se clavaba en el lugar una cruz de madera o piedra.

El ayuntamiento de Arucas incluyó en el estadillo, la localización de los  distintos caminos, añadiendo algunos no tan antiguos que se habilitaron como alternativas a otros preexistentes. Todos estos caminos serían actualizados y calificados por las Diputación Provincial en 1865.

El Camino de la Costa, como parte del viejo Camino de Gáldar, se iniciaba en el barranco de San Andrés donde se encontraba el fielato por ser la frontera jurisdiccional con Moya, atravesaba dicho pago, la Costa del Bañadero, Trasmontaña y Montaña de Cardones, hasta el barranco de Tenoya, donde penetraba en la jurisdicción bajo la competencia del ayuntamiento de San Lorenzo.

El Camino de Firgas, antiguamente llamado Camino de los Ingenios, venía desde la Cruz de los Agustinos en Firgas y entraba en la jurisdicción de Arucas por la Caldera, lomo de san Pedro, Goleta, Cerrillo, casco de la villa, La Fuentecilla, caserío de san Francisco Javier hasta el puente de Tenoya ya en la jurisdicción también de San Lorenzo. En su inicio estaba el antiguo camino real o Camino de las Arenas, que se adentraba por las medianías en la jurisdicción de Arucas rodeando la Hoya del Arco por el Llano de las Altabacas y Llano de los Cobezos para, tras pasar la Fuente del Laurel, llegar a la Cruz de Castilla donde confluía con el Camino a Teror.

El llamado Camino de Teror salía del casco de Arucas, por la Zanja en las Vegas, Visvique, los Portales y Fuente del Álamo para llegar también a la Cruz de Castilla, donde se introducía en la jurisdicción de Teror por El Palmar. No se incluyó aquí el más antiguo camino que desde la Fuentecilla y Barretos, por la Santidad, por la falda naciente de la montaña de Riquiánez llegaba también a la Cruz de Castilla, y que fue quedando desplazado conforme el humedal de las Vegas de Arucas fue aprovechado para el cultivo.

El último mencionado enlazaba en la Santidad y en dirección hacia el norte con el Camino de los Guirres, que discurría sobre el lomo del Albercón, Los Guirres y al llegar a Montaña de Cardones se unía en el Valle al Camino de la Costa, si bien aparecía descrito iniciándose en el casco de Arucas.

En la Cruz de Castilla convergía también el antiguo Camino de La Fuente del Hierro, que saliendo del pago del Cerrillo, los Callejones y lomo Jurgón llegaba a la Fuente del Álamo.

Camino Viejo o del Árbol Bonito (Fedac)
Se incluía también el Camino de Cruz de Pineda, también conocido como Camino Viejo por considerarse de la época prehispánica, que saliendo desde la ermita de san Sebastián, por la Acequia Alta bajaba a la Hoya de la Campana, Las Hoyas e Hinojal hasta la Cruz de Pineda enlazando con el Camino de la Costa. Este a su vez tenía una variante llamada Camino del Trapiche que bajando por el Hinojal atravesaba el barranco de los Palmitos para llegar a su destino, comunicándose con el Camino de la Costa a través de un sendero que bajaba hasta el Bañadero.

Habían también otra serie de caminos de herradura, quizás el más antiguo el de Trasmontaña, que unía el Camino de la Costa  con el casco de Arucas a través de Meleros y Hoya de san Juan, con variantes de antiguos caminos prehispánicos como el de la Cruz, el de la Fula donde hubo también un fielato o el de las Cuevecillas.

El 7 de febrero se propuso la construcción de un nuevo camino desde Quintanilla al Trapiche para salvar el difícil paso invernal en la Costa del Bañadero, y conectando con el Camino del Trapiche para llegar al antiguo Camino Real a la Ciudad por el barranco de los Palmitos y el Hinojal.
El tránsito por el barranco de Los Palmitos fue de singular importancia para los aruquenses (fotog. Eliú Pérez)
«Abrir un camino en la ladera que llaman Quintanilla. Comienza en el extremo de la Hacienda perteneciente á los representantes de D. Domingo Guerra, contiguo al barranquillo que nombran del Tarahal á salir al pago de los Trapiches con dirección á la ciudad de Las Palmas, cruzando por este pueblo y facilitando la mejor comodidad de los tranceuntes que de los pueblos del Norte como son los de Guía, Galdar, Agaete y aún los que de la isla de Tenerife saltan por la primera tierra que tengan que viajar para esa ciudad y de ahí para aquellos, especialmente en la estación del invierno en que el actual camino de la Costa se pone casi intransitable por su escabrosidad, teniendo asi mismo que atravesar el barranco que nombran de Tenoya, en el cual por no haber puente ni calzada por aquel punto han sido muchas las víctimas de su corriente, cuando por la inversa, abierto que sea el nuevo camino pasarán los viajeros por el hermoso puente construido pero en un punto mucho más alto; por los caminos más llanos y pasando por este pueblo que colocado en el centro de la distancia que separa á las indicadas poblaciones».

El 22 de febrero de 1865 el Boletín Oficial de Canarias publicó el inventario oficial de los Caminos Reales, clasificándolos según su importancia y acabado, incluyendo a todos los correspondientes a la jurisdicción de Arucas con la categoría de “Primera”, que partiendo del pueblo llama:
·  De Teror, de 1/2 legua con dirección Sur «Pasa por los portales, en dirección á la Cruz de Castilla ó Barranquillo del Pino donde enlaza con el que viene de Teror».
·  La Costa, de 3/4 legua con dirección Noroeste «Llega hasta el Barranco de S. Andrés donde se divide en tres ramales. Uno que se dirije al Caserío de Montaña Cardones, Otro al Caserío de Trasmontañas. Otro al del Cardonal».
·  Firgas, de 1/2 legua con dirección a Poniente «Pasa por los Pagos del Cerrillo y Goleta terminando en el Alamillo, donde empalma con el que viene de Firgas.
·  Del Trapiche, con dirección Noroeste «Llega hasta el Caserío del Trapiche».
·  De la Fuente del Hierro, con dirección de Poniente «Pasa por el pago del Cerrrillo hasta la fuente del Hierro».
De los tres ramales mencionados en el Camino de La Costa distingue del de Trasmontaña los caminos alternativos hacia sus destinos de Montaña Cardones y el Cardonal sin pasar por Cruz de Pineda, a través del viejo camino de Las Salinas más cerca de la costa.

Detalle del mapa de Manuel Pérez Rguez, conocido como de Las Escuelas, de 1897 (J.Tous)

Después de las calamidades derivadas de la hambruna de los años anteriores, cuando comienzan a darse las primeras cosechas ayudadas por las lluvias, los sentimientos de agradecimiento se confunden con la religiosidad por la que viene marcada este año en Arucas.

El ecónomo José Antonio Rivero Mirelles, al que habían ordenado que «se repartiera entre los necesitados, todos los fondos de la Iglesia y de las Hermandades», en el ejercicio provisional del mando de la parroquia había reservado «el producto de la venta de parte de la plata que cubría las andas y dosel procesionales, valioso donativo de Don José Alvarez de Castro» para que se tallara en Málaga una nueva imagen de san Juan Bautista que costó 150 duros, y cuyos gastos de embalaje y portes fueron 33 pesos y seis reales de vellón, para sustituir otra pequeña y bella imagen de san Juan Bautista «con su diadema de plata dorada, vara de cruz, estandarte, libro y corderito de plata sin dorar» con casi dos siglos de antigüedad.

Unos días antes de su festividad, la nueva imagen fue sacada de su embalaje en el pago de San Francisco Javier y traída en procesión hasta la parroquia «con acompañamiento de todo el pueblo», exponiéndose a la pública veneración el «domingo 23 de junio de 1848 por la mañana, antes de la misa mayor», sencillamente porque era de tamaño mayor y la imagen del pequeño “sanjuanito” «la colocaron en un anejo de la iglesia, siendo más tarde trasladada al cementerio, para decorar el panteón eclesiástico».

El día 18 del siguiente mes, mayor religiosidad nos describe con todo detalle la crónica «Varias mujeres de este pueblo salieron al amanecer en dirección a Las Palmas, para vender almidón. Así que llegaron al sitio denominado hoy "Camino de las tunerillas", mirando ya a las Rehoyas, notaron a lo lejos una multitud de mujeres con mantilla y traje de fiesta, que venían por aquella senda en contraria dirección.

Creyeron al principio que sería el acompañamiento de alguna boda o bautizo celebrado en Las Palmas. Pero su admiración y extrañeza fueron mayores cuando, al verlas pasar notaron que venían como presididas por un sacerdote pequeño, moreno, lleno de carnes, ligero de andar; con manteo y sombrero de teja; que en alta voz, con acento catalán y recogida la mirada, venía con ellas rezando el santo rosario. A una de las acompañantes preguntaron nuestras paisanas quién era el "curita" aquel; a lo que con muchos aspavientos de admiración y entusiasmo les contestó: "¡Ay, no saben ustedes la cosa tan buena que hoy les va a llegar a Arucas...! ¡Ha venido de pa fuera...! ¡Los hombres no pasaron de las Rehoyas, pero nosotras le seguiremos hasta Arucas. Allí predicará esta noche... Un Santo! ¡Es un santo!».

Se hablaba del cura Antonio Mª Claret Clará nacido en la villa de Sallent de Llobregat, a quien la Congregación para la Propaganda de la Fe le había concedido el cargo de “Misionero Apostólico” y a quien durante la violencia anticlerical que este año hubo en Aragón, la congregación le pidió que no anduviera por los pueblos y caminos por su propia seguridad. Cuando su encierro voluntario «fue invitado por un sacerdote aragonés llamado Buenaventura Codina, a partir con él a las Islas Canarias, donde acaba de ser nombrado obispo. El P. Claret partió entonces con el nuevo obispo a Canarias, predicando por todas las islas, y congregando a una gran multitud en torno suyo para escucharle y pedir consejo de tan sabio sacerdote». Tras pasar unos veinte años en Cuba donde fue nombrado arzobispo, vuelve a España siendo nombrado confesor de la reina Isabel II, donde tuvo muchos enemigos y detractores con acusaciones contradictorias en cuanto a su influencia política y su proximidad a la reina.


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